‘En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo…’ Así empieza una obra maestra de nuestro idioma, que podría servir perfectamente para describir a Andrés Iniesta, ese incansable buscador de la perfección y siempre en segundo plano. Por un día –y ya van muchos- asumió el papel de actor principal para recibir el Premio al mejor jugador de la UEFA de la temporada 2011-12
Y es que Andrés Iniesta es la mejor descripción del fútbol en estado puro. Un jugador superlativo que deja constantes destellos de calidad allá por donde juega. En el centro del campo o en la banda izquierda, como extremo… Iniesta tiene una calidad que le permite ser un futbolista que siempre ronda el notable en los partidos que juega y que es capaz de mover los hilos a su antojo del equipo en el que juega.
Iniesta es un constante destello de genialidad que alcanza su punto culminante en el pase definitivo. Ese último pase tan fácil y tan difícil y sólo al alcance de muy pocos. En ese momento es donde Andrés se siente diferente a todos. Coge el balón y, en una centésima de segundo, mira por el rabillo del ojo lo suficiente para ‘regalar’ un balón a cualquiera de sus compañeros.
Porque si de algo puede presumir el de Fuentealbilla es de su generosidad. Un compañerismo innato que le convierten en uno de los jugadores más queridos por sus compañeros de ‘La Roja’ y por una afición española, que cuando el albaceteño tiene el balón en los pies no entiende de camisetas ni sentimientos. Sólo de fútbol y ahí triunfa Iniesta.
Prudente, silencioso, casi invisible, resulta muy difícil verle tener un mal gesto o una mala palaba hacia sus rivales. Ni aquellos partidos en los que –inexplicablemente- calentó banquillo en el Cam Nou le perturbaron su forma de ser. Supo tener paciencia y sacar del error al que le dejó en la suplencia. Sabía que su fútbol le bastaría para conseguirlo.
Y así fue. Ahora, con años de experiencia, talento a espuertas y un sentido del fútbol que es capaz de expresar en dos segundos -el tiempo que tarda en dejar con la boca abierta al rival y a los aficionados- Iniesta ha conseguido un premio tan merecido como tardío.
Y es que con el azulgrana, el fútbol ha ganado cientos de jugadas, de regates, de toques sutiles, de segundos infinitos esperando el pase final. Con Iniesta ha ganado el fútbol.
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