Fernando Alonso parece haber dicho basta. El piloto de Ferrari se ha hartado de luchar contra viento y marea y en desigualdad de condiciones con sus rivales por el Mundial de Fórmula Uno. Las carreras del Mundial son constantes búsquedas de milagros que, evidentemente, no se producen todos los días. Algún podio y un par de victorias han parecido tapar la pésima temporada de Ferrari, pero la realidad es que cada vez están más lejos de los mejores.
El Ferrari, a día de hoy, es el cuarto coche de la parrilla. Por delante están los Red Bull, los Mercedes y los Lotus Renault. Casi nada. «La superioridad de Red Bull, ahora mismo, sobre nuestro coche es aplastante. No solo Red Bull también Mercedes y Lotus-Renault” se lamentaba un Alonso que ya no sabe qué excusa poner para defender lo indefendible. En el ecuador del Mundial es tercero en el Campeonato, a 39 puntos de Sebastian Vettel, a uno de Kimi Raikkonen y a una diferencia abismal en cuanto a coche.
El F138 no funciona. En cada carrera, en cada clasificación y en los entrenamientos libres se ve que el monoplaza rojo no va. En todos los Grandes Premios el Ferrari queda en evidencia y deja a la vista sus carencias, sus errores, su retroceso en el Mundial y su triste situación. Una sombra de lo que fue.
Desde el día que fichó por Ferrari, Alonso parecía enamorado y había jurado amor eterno a la Scuderia. Hasta hace unos días el español insistía que si el equipo hacía las mejoras necesarias para que el coche le permitiera ganar 3 o 4 carreras consecutivas podría meterse en la lucha por el Mundial. Pero tiene pinta que ya ni Fernando Alonso cree en eso. Un desencanto que se produce justo el fin de semana que se ha visto a su representante, Luis García Abad, reunido con los jefes de Red Bull en el ‘motorhome’ del equipo austriaco. Casualidad o no, lo que está claro es que Alonso es un ganador y sabe que en Ferrari hoy por hoy no lo puede hacer.
Tiene contrato, no quiere comentar nada sobre su futuro fuera de la Scuderia y parece comprometido con Il Cavalino Rampante, pero Fernando Alonso empieza a estar un poco resignado. Y esa actitud es el principio del fin de una relación que parecía para toda la vida. Sólo un cambio radical en Ferrari podría devolver la ilusión al piloto español. Pero cuando digo cambio más bien hablo de una revolución en Maranello, con savia nueva, ideas renovadas, gente nueva… Los Montezemolo, Domenicali, Tombazzis, Fry y compañía deberían darse cuenta de que sin coche es imposible ganar aunque tengas al mejor piloto.
Tiene pinta que si no reaccionan pronto, además de no tener coche se van a quedar sin el mejor piloto.
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