¿Y ahora qué hacemos con Adán?

El ‘clásico’ entre Real Madrid y Barcelona dejó muchos detalles como el partidazo de Varane, el detalle de Carles Puyol con el mechero, el buen partido de Xavi, el ostracismo de Marcelo en el banquillo, la actuación del árbitro, del que nadie habla en el día después,… y una víctima: Antonio Adán.

El canterano ha visto como ha pasado de estar por delante de Iker Casillas a estar por detrás de Diego López, un portero que lleva cuatro días en el equipo. Y todo en un mes, el tiempo que ha pasado desde su titularidad ante el Málaga en La Rosaleda a su suplencia en el ‘clásico’ en el Santiago Bernabéu. Su titularidad la defendió a capa y espada el técnico luso al confesar que estaba en mejor estado de forma que Casillas.

Pero ante el Barcelona, Diego López -el mismo que hace diez días calentaba el banquillo del Sevilla por detrás de Palop- le ‘robó’ la cartera a Adán. ¿Entonces, mentía antes o miente ahora? Una decisión de Mourinho que muchos no entienden y que tildan como ‘puñalada’ al canterano, aunque el técnico luso -a través de su ‘portavoz’ Karanka- justificó tras el partido: «La experiencia de Diego y la tranquilidad que ha transmitido han demostrado que no nos hemos equivocado».

La frase del segundo de Mourinho, además de reforzar a Diego López, deja en evidencia a Antonio Adán, que parece adolecer de experiencia y seguridad. Quizá por eso, Karanka enseguida aclaró que «seguimos teniendo confianza en Antonio. De aquí al final, optaremos por el que mejor veamos».

Una frase que parece dejar claro que mantendrá el debate de la portería durante todos los partidos del Real Madrid, aunque Adán podría ser el portero de la Liga -donde el Madrid ya parece haber tirado la toalla- y Diego López el portero de la Copa del Rey y de la Champions, o lo que es lo mismo, de los partidos importantes.

Otra cosa será cuando vuelva Iker Casillas tras su recuperación. Entonces Mourinho tendrá que volver a decidir con la dificultad añadida de que tendrá tres porteros, que durante una parte de la temporada, ha considerado titulares. ¿Seguirá decidiendo partido a partido?

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Real Madrid – Barcelona, el fútbol recupera el primer plano

El mundo del fútbol se vuelve a parar durante 90 minutos. Un episodio más de la larga historia de rivalidad entre Real Madrid y Barcelona y otro partido del siglo que mantendrá a medio mundo pendiente de un televisor. También es verdad que se agradece que el clásico de este miércoles esté alejado de las polémicas, tensiones y lamentables imágenes de aquel carrusel de clásicos que vivimos en 2011. Ahora se habla de fútbol. Una ventaja para ambos equipos y para los aficionados.

El Real Madrid llega montado en su particular montaña rusa de emociones, con la moral recuperada, con la autogestión de sus jugadores que parecen ‘ningunear’ a su técnico Jose Mourinho y con un Cristiano Ronaldo en estado de gracia que ha marcado 10 goles en 6 partidos en lo que llevamos de año. El portugués está ofreciendo su mejor versión y además se ha echado el equipo a las espaldas.

Lo necesitará el Madrid para plantearle cara al mejor Barcelona de la historia y poder, por fin, mirarle fijamente a los ojos y decirle ‘aquí estoy yo’. Fácil no lo tendrá y más si vemos el parte de bajas del conjunto blanco. Mourinho -que se juega en este partido y en el de vuelta buena parte del crédito que le queda- no podrá contar con la columna vertebral de su equipo. No estará Casillas, recién operado; Pepe, en plena recuperación de su tobillo; Ramos, Coentrao y Di María, sancionados y Marcelo, que sigue sin estar a tope. Seis bajas que -aunque sea el Real Madrid- dejan tocado a cualquier equipo y que obliga a los que jueguen a dar todavía más y que, en caso de conseguir el triunfo, le permitiría recuperar la autoestima pedida en la Liga y ya de paso dar un golpe en la mesa ante el equipo azulgrana.

Y motivos para creer no les faltan. Desde que Mourinho llegara al Real Madrid se ha disputado 14 clásicos (con los dos de Copa y el del Liga serán 17). Desde el primero al último mucho han cambiado las cosas. De estar a años luz a plantarle cara y, por qué no, estar por delante. Mourinho ha ido probando cosas hasta dar en la tecla que le ha equiparado al Barcelona en el uno contra uno. Mourinho se sabe la lección y tiene claro que para ganar al Barcelona es clave estar juntos, presionar arriba, aprovechar las bandas y robar lo más arriba posible para salir -como alma que lleva el diablo-  en contragolpes mortales. “Son como una manada de búfalos”, han dicho varios entrenadores a los que les han destrozado esta temporada.

Enfrente estará el Barcelona. Un equipo que sigue viviendo, irremediablemente, de Leo Messi. El argentino no para de coleccionar Balones de Oro, de superar récords y de hacer goles de todos los colores. Jugar con él en tu equipo es una ventaja con un deje de abuso. Quizá por eso, y por los números que lleva el Barcelona en esta campaña, se sientan favoritos en el enésimo clásico en los últimos tiempos. Los de Vilanova saben a lo que juegan y les da igual el escenario porque siempre hacen la misma coreografía. Son fieles a su estilo y ‘morirán’ con las botas puestas.

Quizá todo cambie dependiendo de lo que sientan en el rival. Si los azulgrana intuyen a un Madrid miedoso, que piense en que la eliminatoria dura 180 minutos y que le deje el balón tiene mucho ganado. Pero si se encuentra a ese Madrid eléctrico, insaciable, con el mismo hambre que el de la pasada campaña y que batió todos los récords de puntos y goles, las fuerzas se igualarán y los de Tito Vilanova sufrirán.

Pero lo mejor de todo es que por primera vez en muchos clásicos sólo se habla de fútbol, de esquemas de juego, de jugadores, de claves… y no de polémicas, tensiones y episodios desagradable que enturbiaron la maravillosa rivalidad entre ambos equipos.

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Los ‘Hispanos’, reyes del balonmano

Cuando uno piensa en los ‘Hispanos’, lo primero que se le viene a la cabeza es un grupo de hombres rudos, con barba de varios días, fuertes, altos, luchadores, de esos personajes que sólo con echarles un vistazo dan miedo e imponen su ley. Viendo el domingo -y todo el Mundial- a los chicos de Valero Rivera el que pensó en apodar a la selección española de balonmano con el calificativo de ‘Hispanos’ no lo podía haber descrito de mejor manera.

Como siempre pasa en este país hay quien ha querido ver en ese apodo algo más que una forma de denominar a un grupo deportivo –y humano-. Los nacionalistas españoles han buscado su cuota de pantalla acusando al resto de no querer utilizar la palabra España para definir a los campeones del mundo. Nada más lejos de la realidad. Pocas voces se escucharon cuando se ha hablado de ‘La Roja’, la ‘ÑBA’, las ‘Guerreras’… sobrenombres que funcionan y que le dan un carácter más épico a los logros de las selecciones españolas.

Más allá de luchas ‘políticas’, los ‘Hispanos’ han dado una lección a todo el deporte español. Los chicos de Valero Rivera son gente normal, pero especial. Un grupo de amigos, como pasa en el fútbol, en el baloncesto, en el tenis… Buena parte de los éxitos que estamos viviendo en nuestro deporte es porque además de grandes deportistas con mucha calidad hemos dado con grupos humanos especiales, con carácter ganador y buen rollo.

En la final del Mundial ante Dinamarca fueron más ‘Hispanos’ que nunca. No eran favoritos en la ‘batalla’, los daneses tenían al mejor jugador del Torneo y las apuestas decían que poco podrían hacer ante los Campeones de Europa, pero los ‘Hispanos’ pasaron por la piedra a los ‘vikingos’. Así de claro. Sacaron su cuchillo y masacraron al rival alentados por un público entregado y que se rindió ante los suyos. El éxito de los chicos del balonmano es comparable a ganarle el Mundial de baloncesto al ‘Dream team’ de EEUU por 20 puntos o zarandear a la Brasil del 70 por una ‘manita’.

Y cuando acabó la ‘batalla’, los ‘Hispanos’, rudos, con barba de varios días, fuertes, altos, luchadores… sacaron su lado más tierno para coger a sus hijos y bajarlos a la pista para que disfrutaran de la victoria y vayan, de paso, aprendiendo lo que hay que hacer con el ‘enemigo’ para cuando sean ellos los que tengan que defender el honor del balonmano.

Este éxito no puede quedarse en un subidón. Hay que sembrar y sacar partido a esta cosecha. El seguimiento que ha tenido el Mundial de balonmano durante 15 días no se puede quedar ahí. Ahora se nos llena la boca y todos somos del balonmano, pero en unas semanas seguirán jugando en el anonimato. Es verdad que las selecciones españolas enganchan, pero para tener esos maravillosos equipos hay que sembrar en el día a día. Un día a día que ha dejado al balonmano agonizando, sin apenas ayudas y con una diáspora de las estrellas a las ligas extranjeras. El presidente que venga deberá gestionar el éxito pero con el objetivo de cuidar el balonmano en el número uno de su lista de tareas.

Apunte al margen se merece el seleccionador Valero Rivera. Balonmano en estado puro -su hijo es una pieza clave en el equipo y fue elegido mejor jugador de la Liga francesa en la pasada campaña- y con un palmarés de los que quitan el hipo: 1 Mundial, 1 bronce, 6 Copas Europa, 5 Recopas, 12 Ligas, 10 Copas Rey, 11 Supercopas y 5 ASOBAL. Hay quién le compara con el Vicente del Bosque y el Pepu Hernández del balonmano, pero Valero debe tener su propio espacio en la historia del balonmano y del deporte español.

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Casillas, Adán y Diego López: dos son compañía y tres multitud

En la portería del Real Madrid pasa como en los matrimonios, que dos son compañía y tres multitud. La lesión de Iker Casillas -que estará fuera de los terrenos de juego cerca de tres meses tras pasar por el quirófano- convirtió a Antonio Adán en el primer portero del Real Madrid. Un ‘cargo’ que le ha durado bien poco al bueno del portero madrileño. Le ha pasado como a esos enfermos a los que el médico les va a prohibir su alimento preferido y se dan un último homenaje. Antonio Adán ha disfrutado ante el Getafe -salvo sorpresa mayúscula- de su última ‘comida’ en la titularidad del conjunto blanco.

Cualquier otra cosa provocaría una situación, cuanto menos, desconcertante tras haber invertido cuatro millones en un portero ‘suplente’. La titularidad de Adán ha sido tan fugaz como la credibilidad del que le utilizó para castigar a Iker Casillas. El mismo que defendía a capa y espada su decisión -sentar a Casillas- por cuestiones estrictamente deportivas, justificó la misma acusando a la prensa de faltar al respeto a Adán.

Ahora han sido Mourinho y el Madrid los que han demostrado que no confían en el guardameta. Vamos, que tiraron de hipocresía. Nunca pensé que Mourinho decía la verdad cuando hablaba de Adán en su comparativa con Casillas y, tras el fichaje de Diego López, estoy convencido que se trataba de un ‘tirón de orejas’ a Iker para que mejorara.

El Real Madrid ha preferido apostar por un portero de garantías en lugar de un remedio puntual para salir del paso -como hubiera preferido Mourinho con Julio César, por ejemplo-. El equipo blanco ha fichado a alguien con garantías que pueda quedarse unos años para hacer competencia a Casillas cuando esté de nuevo para jugar.

El Real Madrid ha ganado un portero con más entidad que Adán, pero que se encontrará con una situación incómoda cuando vuelva Casillas. Diego López ‘huyó’ del Madrid en su primera época porque quería minutos y no estar a la sombra de un compañero cobrando sin más -Kaká debería tomar nota, por cierto-. Y ahora ha ‘huido’ del Sevilla en busca de los minutos que le impedía disfrutar Andrés Palop. Pero se olvida de que cuando vuelva Casillas, le tocará de nuevo sentir una frustración que ya conoce. La del banquillo.

Pero, ¿y Adán? ¿qué hacemos con Adán? El canterano sabe que en junio tendrá que buscarse un nuevo destino y que mientras que ese día llegue, tendrá que estar a la sombra de Diego López, primero, y de Casillas y Diego López después. Y es que ya se sabe que dos son compañía y tres multitud.

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Jose Mourinho y el Real Madrid… colorin, colorado

Se ponga como se ponga y lo diga como lo diga Florentino Pérez, Mourinho tiene las horas contadas en el Real Madrid. La etapa de Jose Mourinho en el Real Madrid ya tiene fecha de caducidad: el 30 de junio. Más allá de esa fecha el ‘producto’ se puede consumir pero no es recomendable. El técnico luso tiene contrato con el conjunto blanco hasta 2016, pero está dispuesto a negociar su marcha forma ‘amistosa’. Su etapa en el club blanco se ha agotado.

Para colmo, el Real Madrid vive inmerso en la eterna filtración. Cada movimiento, cada frase, cada reunión… todo lo que pasa en el equipo blanco se acaba sabiendo. Y claro, así es muy difícil gestionar un equipo. Quizá por eso, el presidente blanco ha salido esta mañana para negar un «ultimátum» de los jugadores al club para echar a Mourinho.

Un apoyo a su técnico que suena a corto plazo. En concreto hasta el 30 de junio. Florentino ha salido ante los medios porque cree que era lo que tenía que hacer para mostrar su apoyo a su entrenador. Cualquier otra cosa hubiera sido dejarle a los pies de los caballos y sólo ante un vestuario que parece haber dicho basta ante las ‘peticiones’ del portugués.

Porque aunque no lo diga, Florentino -que siempre se ha mostrado del lado del entrenador durante todas las polémicas que ha vivido el luso- ya sabe que el año que viene el equipo tendrá otro técnico. Y es que tanto charco en el que ha convivido el luso en su etapa en el Madrid ha acabado por rebosar el vaso de la paciencia. Este año, lejos de calmarse ha sido el mismo Mourinho ofensivo, provocador ye hiriente de siempre.

Su petición de fichar a un exjugador cercano a él para que se sintiera respaldado en sus denuncias y tener peso en las instituciones (Federación, LFP y UEFA), el ‘caso Ramos’, la guerra contra Toril y las decisiones de la cantera, su ausencia en la inauguración de la residencia de la Ciudad Deportiva, el plebiscito que provocó ante el Santiago Bernabéu en la previa del derbi madrileño, la suplencia de Casillas, su rendición en la lucha por la Liga en diciembre, su ausencia en la entrega del Balón de Oro…

Desde enero los jugadores del Real Madrid -lejos de lo que le gustaría a Mourinho- están pasando por la sala de prensa de Valdebebas con la normalidad de cualquier equipo, en un claro cambio de política del club. Todos, menos Mourinho. El técnico no tiene pensado volver a sentarse ante los periodistas salvo en Champions, donde le obliga la UEFA.

Además, Mourinho ha perdido los pocos apoyos que tenía en el vestuario y ha tenido discrepancias -la discusión tras el partido de ida frente al Valencia con Cristiano Ronaldo- con algunos pesos pesados que siempre habían estado de su parte.

Pero Mourinho no se inmuta. Sabe que cuando se vaya del Madrid novias no le van a faltar. El PSG parece tener más opciones -intentaría ganar la Liga francesa, uno de los pocos retos que le quedan, aunque su destino preferido sería la Premier y el Manchester United. Pero ahí, salvo que Ferguson decida jubilarse, de momento no hay sitio.

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