El Barça de Tito, lejos del fútbol que coronó a Pep

El Barcelona de Tito Vilanova se diferencia mucho, del que heredó de Pep Guardiola. El Barça de Tito tiene más puntos que juego. Algo que muchos entrenadores firmarían a esta alturas de temporada –que se pregunten a Jose Mourinho- pero que se aleja muy mucho de la filosofía que se ha vendido en estos últimos años en Can Barça: el juego por encima de todo. El actual Barcelona está a años luz del de Guardiola porque ya no gana exhibiendo el fútbol que coronó a Pep.

Cuando siempre apuestas por un plan A y, el curso del partido, te obliga a apostar por un plan B llega un momento en el que tienes que plantearte si no es mejor apostar de inicio por el segundo. Tito Vilanova parece no entenderlo. Siempre hace su apuesta y, como los buenos jugadores de póker, es capaz de darle la vuelta a la partido y llevarse el gato al agua. Eso tiene su mérito, y no seré yo quién no se lo reconozca, pero está claro que algún día no le bastará con cambiar sobre la marcha.

En Sevilla estuvo a punto de pasarle, pero de nuevo el plan B, y Cesc (qué jugador), le salvó los muebles. El conjunto azulgrana dejó claro ante el gran Sevilla de Míchel que lleva más puntos de los que se merece por su juego. Hay errores graves y jugadores que no están. Uno de ellos es Alexis. No termina de adaptarse al Barcelona a pesar de que nos vendan que ‘El chico maravilla’ es buenísimo. Desde que llegó al Barça estorba más que aporta y se pasa muchos minutos, demasiado, en el suelo. Y no porque le hagan faltas precisamente. Más bien porque las simula.

David Villa demostró en Sevilla que debe estar por delante del chileno y puede ser el mejor  fichaje porque el asturiano es clave para que funcione este equipo. Libera a Leo Messi, fabrica espacios, tiene gol… El partido de Sevilla dejó una lectura clara: el Barcelona necesita a ‘El Guaje’ como el comer.

Pero ese no es la única línea en la que Tito Vilanova tiene trabajo. En la Ciudad Condal no van a parar de pedirle a la Moreneta que Piqué y Puyol estén recuperados para el clásico del próximo domingo. De lo contrario… Mascherano, reciclado por Guardiola como central, cada vez se adapta mejor pero no es central ¿Y Song? No es central, aunque nos quieran convencer de lo contrario. Tito, con esta decisión, ha tirado por tierra las palabras de su predecesor y de él mismo: “Nosotros además de formar jugadores, nos atrevemos a ponerlos”. Pues no siempre Tito. Con Piqué y Puyol lesionados, Vilanova ha preferido forzar a Song como central a apostar por Bartra.

Algo similar pasa en el lateral derecho con Montoya. Dani Alves es un gran jugador, pero no está y, lo que parece peor para los azulgrana, es que parece que no se le espera. El brasileño parece una caricatura de todo lo que puede dar, que es mucho. Anda más pendiente de dejarse querer que de hacer su trabajo.

El plan B de Tito siempre ha mejorado las prestaciones de su equipo. Deberá tomar nota.

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Anna Tarrés, de víctima a verdugo

Las escalofriantes confesiones de 15 exnadadoras del equipo de natación sincronizada sobre su seleccionadora, hasta el pasado 16 de septiembre, Anna Tarrés  (con derecho y turno de réplica) vuelven a poner sobre la mesa una polémica tan antigua como el deporte de élite: ¿Se debe admitir la consecución de medallas a cualquier precio?

Según el texto firmado por Paola Tirados, Ana Violán, Carla Violán, Cristina Violán, Itzier Aspe, Laura López, Neus Seguí, Julía Casals, Eva Zhdanova, Jordina Pallarols, Lara Oyonarte, Ithaisa Robaina, Laia y dos más anónimas, la entrenadora catalana empleaba unos duros métodos de trabajo en los que llegaba a insultar y vejar a sus pupilas durante interminables sesiones de trabajo. La carta incluye testimonios personales que apoyan las tesis que califican de «dictadora» a Tarrés.

Los deportistas de élite saben a la perfección lo que ello significa. Están ‘obligados’ al sacrificio, la entrega, la disciplina extrema, el respeto, la constancia, el trabajo en equipo, llevar tu cuerpo a límites inhumanos día tras día y renunciar a casi todo. Más que una vida sana es traumática. Quizá por eso cuando estás metido en esa dinámica te cuesta ver las cosas con perspectiva, esa misma perspectiva que parece haberles faltado a las 15 exnadadoras para denunciar en su momento las supuestas vejaciones.

La natación sincronizada, como otros muchos deportes minoritarios, es un camino duro, muy duro, con mucho sacrificio físico y mental. Un deporte que tiene que dar una vuelta de tuerca más a sus deportistas para salir del anonimato e intentar llevarlo a lo más alto en busca de esas becas gubernamental que pueden ayudar a que subsista un deporte que, de otra manera, estaría casi muerto a nivel profesional.

Resulta curioso que ahora, precisamente ahora que Anna Tarrés no ha sido renovada (se lo comunicaron por teléfono) como seleccionadora después de 15 años de trabajo y 55 medallas, salgan las exnadadoras a hacer público algo que deberían haber hecho en su día. No seré yo quien otorgue veracidad a las declaraciones de unas u otra, pero lo que es cierto es que, desgraciadamente, en el deporte de élite comportamientos como los que supuestamente tenía Tarrés con sus chicas pueden ser más habituales de lo que nos creemos.

Tampoco estaría mal que los padres de las nadadoras hicieran autocrítica. Si lo sabían y lo ocultaban demuestra lo peligroso, por superficial y obvio, que es a veces buscar el éxito a cualquier precio, y su incompetencia como padres y educadores.

Si por el contrario desconocían lo que sus hijas supuestamente estaban padeciendo, su responsabilidad como padres les obliga a conocer el entorno en el que se mueven sus hijas y exigir que los entrenadores estén pedagógicamente cualificados. No se puede dejar a tus hijos en manos de otro y esperar que la labor educativa recaiga sobre un entrenador del que se desconoce (o no) si posee e inculca los valores humanos tan cruciales en la formación de una persona.

De lo que no hay duda es la credibilidad de la natación sincronizada, y del deporte español en general, está en juego. Veremos si sus dirigentes, empezando por el presidente de la Federación Española de Natación, esclarecen lo sucedido.

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El apagón, la Liga y los ‘payasos de la tele’

El esperpéntico episodio vivido este domingo en el Estadio de Vallecas me ha devuelto a la memoria a los payasos de la tele. Fofó, Gabi, Miliki y Fofito: aquellos cuatro personajes provocaban las carcajadas entre los más pequeños. Eran los payasos de la tele y todo el mundo disfrutaba con ellos.

Curiosamente, y para más INRI, el estadio de Vallecas está situado en la calle Payaso Fofó, todo un homenaje, sin duda, a lo vivido en la previa del partido entre el Rayo Vallecano y el Real Madrid. El apagón que sufrió el campo de Vallecas dio una mala imagen de nuestra Liga, de nuestra competición y, obviamente, de nuestro país.

Un encapuchado, o dos, o tres… (los CSI españoles siguen investigando), al más puro estilo Spiderman, treparon por el estadio vallecano para hacer una fechoría que dejó sin partido a dos equipos, sin espectáculo a miles de aficionados en el estadio y a millones a través de la televisión. Pero claro, como todo en la vida en el fútbol también hay clases y los aficionados que siguen el fútbol de la televisión tienen privilegios con respecto al resto. Incluso por delante de los propios clubes, protagonistas principales (que yo sepa) de esto del fútbol. El apagón fue la pésima antesala al verdadero espectáculo que nos preparó la Liga de Fútbol Profesional.

Los ‘payasos de la tele’ volvieron a aparecer en escena, pero lejos de las carcajadas que provocaban antaño, protagonizaron uno de los espectáculos más bochornosos de los últimos años. Primero pensaron en cambiar el horario del partido del lunes (Deportivo-Sevilla), con un horario que se había establecido hace semanas, para encajar el encuentro entre Rayo y Real Madrid. La hora de cierre de un aeropuerto impidió la primera fechoría.

Pero claro, los ‘payasos de la tele’ quieren sorprender una y otra vez y, descartado el cambio de horario del Deportivo-Sevilla, el siguiente ‘truco’ fue… ‘Lo ponemos a las 19:45 horas y así no coincide con el Deportivo-Sevilla -siempre y cuando la avería esté solucionada, algo que no se asegura-. Y claro, ¿los aficionados de Vallecas, qué pasa, no cuentan? ¿Nos dan igual? ¿Cuántas personas de las que iban a acudir ayer al Estadio de Vallecas podrán hacerlo el lunes a las 19:45?

No importa. Les da igual. Lo importante es cuidar la televisión. ¿Los aficionados…?

Los ‘payasos de la tele’ (con el beneplácito de los dirigentes de la Liga) volvieron ayer a ofrecer un nuevo espectáculo, pero sinceramente no me produjeron tantas carcajadas como los payasos de  verdad. Esta Liga empieza a ser un circo.

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La sombra de Mourinho es muy alargada

Jose Mourinho es Jose Mourinho para lo bueno y para lo malo. El técnico del Real Madrid es un técnico ‘top’, de los mejores del mundo, y que sabe convertir a un grupo de futbolistas en un equipo ganador. Su palmarés, envidiable, así lo certifica. Cuando las cosas van bien todos sus jugadores hablan maravillas de él. Le pasó en el Chelsea, le pasó en el Inter y le ha pasado en el Real Madrid… hasta hace unos meses.

El técnico del Real Madrid está acostumbrado a llegar a equipos necesitados por las urgencias y cargados de jugadores de nivel medio –o de vuelta- a los que sabe sacarles lo mejor de sí y convertirlos en referentes. En el Real Madrid llegó a un grupo en el que ya tenía campeones. Y ahí la gestión del entrenador es diferente a la que él estaba acostumbrado.

A Mourinho le gusta tener todo controlado. Su ego no le permite otra cosa. Necesita ser el que más gana –aunque sea un euro más-, el que mejor palmarés tiene y el que decide lo que se hace y lo que no se hace. Vamos, que nadie le tosa. Y claro, en el Real Madrid no se ha encontrado una balsa de aceite sino un vestuario lleno de estrellas y egos. Un vestuario que le ha dejado claro que también tiene voz y voto y que no aceptan el ‘esto se hace así y punto’.

Ya le dejaron claro los jugadores en el vestuario del Coliseum y en el del Sánchez Pizjuán, como desvelamos en www.grada360.com, que no piensan comulgar con ruedas de molino. Y que para lo bueno y lo malo todos tienen que estar juntos. Mourinho parece estar de vuelta, sabedor de que tiene todo el poder en el equipo blanco, sólo conseguir la Champions parece motivarle.

Ya la pasada campaña se escucharon todo tipo de rumores sobre su marcha del conjunto blanco a final de temporada. Unos rumores que se acallaron con una renovación a lo grande, más de cara a la galería que por convicción. Florentino Pérez fichó a Jose Mourinho para conseguir títulos y para arrebatarle al Barça el trono del fútbol español y mundial. Más de dos años después, el objetivo no se ha conseguido. O al menos no como pretendía el mandatario blanco.

La tristeza de Ronaldo ha provocado un nuevo desaire del técnico con el club, al que dejó la patata caliente sobre qué hacer con el portugués en una rueda de prensa en la que se borró de cualquier responsabilidad sobre el ‘tema Ronaldo’. Cuando quiere es mánager general y cuando quiere es sólo entrenador. La tristeza de Ronaldo era un tema del mánager general, pero Mourinho prefirió pasar de puntillas.

El ‘afaire’ con Ramos, al que dejó en el banquillo supuestamente por decisión técnica, y la extraña alineación del pasado martes ante el Manchester City, no han sentado muy bien en las altas esferas del Bernabéu. Hay quien habla de los últimos meses de Mourinho. Pero la salida de Mourinho no sería la solución para el equipo blanco si vemos qué pasó en los equipos por los que estuvo el portugués. Como si del caballo de Atila fuera, Mourinho deja a sus equipos como un solar. En estado de coma.

Cuando se marchó del Oporto, Chelsea e Inter, los equipos, en el mejor de los casos, sólo fueron capaces de ganar títulos menores. El Oporto, en la temporada 04-05, fue incapaz de reconquistar la Liga y la Champions que había logrado con Mou un año antes; el Chelsea tampoco revalidó FA Cup y la Football League Cup; y el Inter dejó escapar Liga y Champions.

Unos datos que no dejan de ser datos, pero que pueden dar una pista a Florentino Pérez y a la afición madridista de que el día que Mourinho se vaya, el equipo tendrá que rehacerse desde su estructura deportiva, donde el portugués tiene plenos poderes, hasta en su imagen, donde el portugués no ha ayudado a que sea muy blanca.

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La ‘Armada’, lección de tenis y de compromiso

Si la ‘Armada invencible’ fue la gran dominadora de los mares durante el siglo XVI, la ‘Armada’ del tenis español se ha convertido en la reina de la Copa Davis en el siglo XXI. España se pasó todo el siglo XX sin una sólo alegría (aunque disputó dos finales) y ahora, en la República Checa, la ‘Armada’ aspira a revalidar el triunfo del año pasado y llevarse la sexta Ensaladera para una colección que comenzó en 2000.

Desde aquella final en el Palau Sant Jordi de Barcelona, España ha jugado seis finales de la Copa Davis y en noviembre jugará la séptima. Un éxito sin precedentes que demuestra el buen estado de salud del tenis español y el buen trabajo realizado en la Federación y en las escuelas de formación. Ahora vivimos del ‘efecto Nadal’, pero el tenis español es mucho más que el tenista manacorí.

Aquel 8 de diciembre de 2000 comenzó un reinado impresionante. Con un jovencísimo Rafa Nadal como abanderado español, el equipo formado por Albert Costa, Juan Carlos Ferrero, Àlex Corretja y Joan Balcells, consiguió el primer título para la ‘Armada’ en una memorable final ante Australia. Aquel fin de semana, España logró estrenarse en la competición y poner las bases para crear un equipo en el que, con el paso de los años, siguen siendo protagonistas los mismos nombres ya sea en la pista, en el banquillo o en los despachos.

Tras aquel primer éxito llegó una decepción en Australia (2003), que lejos de afectar al equipo –en el que aparecieron por primera vez Carlos Moyà y Feliciano López-, lo hizo más fuerte. Tan fuerte que fue capaz de disputar, y ganar, cuatro finales más para en 8 años. En 2004 apareció, por primera vez en la pista, Rafa Nadal. Y luego llegaron otros nombres como Fernando Verdasco, Nico Almagro, Marcel Granollers, Marc López, Pablo Andujar… jugadores que mantienen a España en lo más alto del tenis mundial.

Pero quizá lo más grande de la ‘Armada’ no sea su tenis. El equipo es un ejemplo de unidad y compromiso, tan importante en cualquier grupo humano que quiere triunfar. Tras limar ciertas asperezas –que las hubo- y aclarar algunas situaciones ambiguas, el equipo se ha fortalecido y ha demostrado que el grupo está por encima de los tenistas. Todos se sienten importantes y ahora garantizan una estabilidad que otros equipos ya quisieran.