Cristiano Ronaldo, Diego Costa y Leo Messi, tres devoradores de goles

La Liga está al rojo vivo. Hacía mucho tiempo que tres equipo no nos deleitaban con una Liga tan igualada. Atlético de Madrid, Barcelona y Real Madrid están en plena batalla por una Liga que puede ganar cualquiera. Sólo les separan tres puntos, pero sólo rojiblancos y azulgranas dependen de sí misma para llevarse el título. Por delante tenemos siete jornadas de infarto que decidirán quién se merece el título y quién debe llevarse la Liga.

trestenoresPero si emocionante está la lucha por el título de Liga, qué decir de la lucha por el Pichichi. Cristiano Ronaldo, Diego Costa y Leo Messi parecen haber recuperado su mejor versión en los últimos partidos y siguen marcando el ritmo de sus equipos. En esta jornada, los tres marcaron y los tres hicieron el primer gol de sus equipos. Cristiano (27 goles en total), Diego Costa (24) y Messi (22) han marcado en las cuatro últimas jornadas, algo que no se había dado nunca a la vez. Un dato que demuestra la igualdad entre los tres devoradores de goles de esta Liga.

Cristiano Ronaldo suma y sigue. El portugués, que juega tocado por unos problemas en el tendón rotuliano de su rodilla izquierda, es el auténtico ‘alma mater’ de este Real Madrid. Es el que sostiene a un equipo que parece haber entrado en terreno pantanosos tras dos derrotas ligueras inesperadas -sobre todo la de Sevilla-. Desde que volvió de sus sanción de tres partidos, Cristiano ha marcado en todos los partidos que ha disputado (12 goles en los últimos 9 partidos entre Liga, Champions y Copa del Rey). Brutal.

Diego Costa es esencial para este Atlético líder. El hispano-brasileño está completando una temporada de escándalo. Partido a partido es una demostración de lucha, entrega, presión, gol, ansia… su temporada es para quitarse el sombrero. Es Diego Costa contra el mundo y siempre gana Diego Costa. Puede sonar extraño, pero sin duda estamos ante el mejor jugador de esta Liga. Es más, si Messi y Cristiano la temporada de Diego Costa sería todavía más escandalosa. Como la del Atleti.

El tercero en discordia es un tal Leo Messi. Muchos le habían matado cuando las lesiones le dejaron fuera de juego un par de meses, pero parece haber resurgido como el Ave Fénix. Desde la jornada 21, Messi ha marcado en todos los partidos ligueros que ha disputado menos en la derrota ante el Valladolid. En los otros 9 encuentros ha logrado 15 goles -incluidos dos ‘hat-trick’ ante Osasuna y Rayo-, que le han metido de lleno en la lucha por el Pichichi. En este 2014 el argentino ha jugado 20 partidos en los que ha anotado 22 goles y ha repartido 10 asistencias.

Tres devoradores de goles en tres equipos que luchan por la Liga. Por delante siete jornadas en las que puede pasar cualquier cosa, pero en las que los tres serán decisivos.

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El pisotón de Busquets, la última vergüenza de la Liga

El clásico del pasado domingo dejó goles, ocasiones, penaltis, polémica, tensión… y una falta de profesionalidad de algunos jugadores que ya comienza a ser una costumbre, una mala costumbre. Alguno, como Sergio Busquets, es reincidente o mejor dicho multireincidente en estas lides. El jugador del Barcelona es un viejo conocido de lo que se conoce como el otro fútbol… el juego sucio, vaya. Porque hay que diferenciar entre el juego duro de un jugador que pega más o menos patadas durante el lance por el balón con otro jugador y el juego sucio, algo que cada vez se ve más en los terrenos de juego de nuestra Liga.

Aunque tenga cara de no haber roto un plato, Busquets es de esos jugadores que se transforma en el túnel de vestuarios y sobre todo cuando el otro equipo va de blanco. Ahí es otra persona. El centrocampista del Barcelona es ese tipo de jugador que siempre está en el barullo. Es una artista del fútbol y un rey del otro fútbol, del que roza la violencia.

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El  expediente de Busquets en los clásicos empieza a llenar hojas y hojas de actuaciones estelares que le convierten, inevitablemente, en un sospechoso habitual. El azulgrana es cinturón negro en dar y no ser visto. Es el Laudrup de las patadas porque mientras mira para otro lado te golpea sin ser visto. Es verdad que a él también le dieron, pero no es de los que se queda quieto.

Busquets, como el que no quiere la cosa, pisó a Pepe la cabeza sabiendo que el árbitro no podía verle entre una maraña de piernas. Y todavía tuvo el cuajo de convertirse en el portavoz de la paz en la trifulca, el que quiso mediar en la pelea y el que le dio una palmadita a Undiano Mallenco como para tranquilizar los ánimos. Una actuación propia del Oscar a la mejor interpretación. Y es que lo de Busquets viene de lejos. Esta vez se fue del clásico como verdugo, pero en otras ocasiones le tocó el papel de víctima.

Visto lo visto, en esta Liga puedes poner en duda la honorabilidad de un árbitro, puedes pisarle el talón a un jugador, puedes escupir a un rival en la cara, darle un cabezazo, un codazo o pisarle la cabeza… Y no pasa nada. ¿Para qué están los Comités de Competición? Hasta donde yo sé para impartir justicia y acabar con el juego sucio. ¿Entonces? ¿Por qué no lo hacen?

Cuando empieza la Liga deberían avisar a los jugadores de que se va a castigar el juego sucio y que, como pasa en Inglaterra, no habrá paños calientes para actuaciones como las vividas en este clásico o en otros partidos anteriores -como ocurrió en el derbi madrileño de Copa del rey-. Este tipo de comportamientos tienen barra libre en nuestra Liga porque no hay castigo y claro, para algunos todo el monte es orégano. No me parece bien que Busquets se quede sin sanción, como no me pareció que otros también se fueran de rositas. La sanción debería ser ejemplar, como cuando lo hemos pedido para otros.

En caso contrario, ¿cómo le explicamos a los niños que una acción así se queda sin castigo?

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Real Madrid-Barcelona: El clásico lo ganó el Atleti y lo perdió Cristiano

El Real Madrid-Barcelona era el primer clásico que jugaban tres equipos. Y resulta que lo ha acabado ganando el equipo que no saltó al Santiago Bernabéu: el Atlético. En los 90 minutos ganó el Barcelona, un equipo al que muchos se habían encargado de enterrar pero que ha vuelto a demostrar que en las ocasiones grandes se crece ante las adversidades. Justo lo contrario que el Real Madrid, que sigue sin ganar a un grande esta temporada.

El clásico se convirtió en mil partidos a la vez. Se pasó de la alegría a la tristeza, de la vida a mala muerte y de una boda a un funeral. Por medio hubo siete goles, tres penaltis, un ‘hat-trick’ de Leo Messi -al que muchos ya habían enterrado- y no faltó la actuación de del árbitro que no dejó contentos ni a unos ni a otros –sobre todo a los del Real Madrid-. Tampoco faltaron los goles, siete, ni el árbitro, que señaló tres penaltis, todos discutibles. Del Barcelona decir que tiene mucho mérito ganar en el Santiago Bernabéu con una defensa de andar por casa Pero hoy se ha visto a un Iniesta y un Messi en plenitud.

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Quedan 9 jornadas de Liga. 9 finales. A día de hoy, el Atleti –que ganó al Betis con solvencia- es el equipo que más está mereciendo ganar la Liga. El único cuyo rendimiento es sobresaliente. La fuerza de este Atlético líder proporcional al tamaño de su deseo. Y nadie desea ganar tanto como este equipo y lo demuestra partido a partido. Ya son 70 puntos –impensable hace 20 jornadas-. Este Atlético antes pedía respeto en la prensa, en las aficiones rivales e incluso en los propios rivales –que han ninguneado a los de Simeone esperando un pinchazo- pero ahora se lo ha ganado ene l campo, que es donde debe hacerse.

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Respecto al árbitro, Undiano Mallenco, qué queréis que os diga. La gente, dependiendo de la camiseta que lleve, pasa de atracadora a atracada en un ‘plis, plas’. Mantengo la teoría de que ni Madrid ni Barça pueden quejarse de los arbitrajes. Históricamente han sido los equipos más beneficiados por los árbitros.

El Madrid perdió el clásico en el campo y en el post partido. Sobre todo Cristiano, que pasó con más pena que gloria por el césped, pero que se ganó sus minutos en las televisiones con una rajada de las que hacen época. El portugués se despachó a gusto: «Somos el club más grande del mundo y muchos quieren que el Madrid no gane. Nos tienen envidia. Hemos jugado contra 12. Obviamente molesta en España que gane el Madrid. Vamos a intentar ganar la Liga contra todos. No les gusta ver al Real Madrid ahí. A lo mejor querían enganchar al Barça a la Liga». Sinceramente no me parece el mejor día para que Cristiano se despache a gusto con el árbitro. Hay que mirarse al ombligo. Hoy ha jugado un mal partido.

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Real Madrid – Barcelona: El primer clásico en el que juega el Atlético

Este domingo hay clásico. El Real Madrid – Barcelona, que se disputa en el Santiago Bernabéu, volverá a ser el partido del siglo, el mundo volverá a pararse para verlo y todos el mundo estará pendiente de lo que hacen Cristiano Ronaldo, Leo Messi y compañía… pero será el primer clásico que disputan tres equipos: Real Madrid, Barcelona y Atlético.

El Atlético, de hecho, jugará dos partidos este domingo. El suyo, ante el Betis, a las 5 de la tarde. Un partido de los calificados trampa porque todo el mundo da por hecho que va a sumar los tres puntos sin bajarse del AVE. Juega ante el colista, recién eliminado de la Europa League de forma dramática ante el Sevilla, con un desgaste físico brutal… pero sería un error menospreciar a cualquier equipo. El Atlético debe salir a por todas desde el minuto uno. De su victoria en el Benito Villamarín depende que pueda ‘disputar’ su segundo partido de la jornada.

En el Santiago Bernabéu el Atlético puede elegir ir con Real Madrid, con Barcelona… o con los dos. Cualquier resultado que se produzca en el clásico puede ser positivo para los de Simeone,- siempre que ellos ganen al Betis, insisto-.  La mayoría de los aficionados de la ribera del Manzanares apostaría porque el clásico acabara con una x en el pleno al 15 de la quiniela… Un empate que no sería mal resultado para los colchoneros porque se pondría a un punto del Real Madrid y distanciaría al Barcelona a tres, a falta de 9 jornadas.

realmadrid-barcelona-atleticoTampoco sería malo para los intereses del Atlético una victoria del Real Madrid, pero son los menos los aficionados rojiblancos que prefieren esta opción -aunque sólo sea por la eterna rivalidad con los aficionados blancos-. Dejarían al Atlético a tres puntos del equipo de Ancelotti y los de Martino estarían cuatro puntos por debajo del conjunto rojiblanco. La otra opción es una victoria azulgrana. Ahí la situación provocaría que el Atlético se colocara líder de Primera a falta de 27 puntos por disputarse y con los tres equipos en un puño. Los de Simeone serían líderes por el ‘gol-average’ -con los mismos puntos que el Madrid- y el Barcelona sería tercero a un punto de los dos equipos de la capital. Casi nada.

Todo lo anterior puede sonar a pronóstico de Rappel, pero la realidad es que si gana el Real Madrid el que se queda tocado, muy tocado, es el Barcelona, que vería cómo el Real Madrid le aventajaría en siete puntos a falta de 27. O lo que es lo mismo, diría adiós a la Liga. El Atlético seguiría a tres puntos y luchando por lo que parece un imposible, pero con la ‘ventaja’ de jugar el último partido ante el Barcelona en el Camp Nou, que podría ‘regalar’ la victoria a los de Simeone para quitarle la Liga a los de Ancelotti. Pero claro, para eso el Atlético tendría que ganar todos los partidos y el Madrid pinchar en uno. Y eso, sí que suena a pronóstico de Rappel. Y me niego.

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Una Fórmula Uno más de pilotos y menos aburrida

Olor a gasolina, neumáticos quemados, nuevas normas, nuevos pilotos, nuevas parejas en las escuderías, mayor igualdad… Después de tres meses y medio de descanso, la Fórmula Uno ha vuelto. La principal novedad del Mundial es la llegada del nuevo motor V6 1.6 turbo, una situación que -por lo visto en pretemporada- ha devuelto la igualdad a la parrilla y permite recuperar más importancia a las manos del piloto que a la fiabilidad, velocidad y rendimiento de los monoplazas. «El piloto será más importante otra vez», ha confesado un ilusionado Fernando Alonso.

Pero el motor no será la única novedad en el Mundial. Habrá 19 carreras, los 22 pilotos llevarán el mismo número hasta que se retiren -Alonso ha elegido el 14-, el KERS se denominará ERS y aportará 33,3 segundos de impulso por vuelta frente a los 6,67 de antes, los neumáticos serán con un compuesto un poco más duro para mejorar el agarre en las curvas y los pilotos deberán controlar el consumo porque tienen una limitación de gasolina de 100 kg por GP.

DOCU_GRUPOLo visto en los últimos cuatro años -con el monólogo de Sebastian Vettel y su Red Bull- ha provocado muchas críticas entre los seguidores a la Fórmula Uno y los propios mandatarios del ‘circo’, que veían cómo los resultados de las audiencias bajaban de forma estrepitosa al no existir la emoción de las temporadas anteriores. Nadie quiere un Mundial decidido desde la primera carrera y, por lo visto en las primeras pruebas del año, esta temporada va a tener más alternativas.

Y es que el nuevo motor V6 1.6 turbo va a dar mucho que hablar. Bueno, ya lo está haciendo con los problemas de fiabilidad que ha presentado en la pretemporada. El nuevo motor exigirá hacer un pilotaje diferente. El piloto contará mucho y el estilo de la carrera premiará a los pilotos más inteligentes; es decir, a los mejores. Y ahí Fernando Alonso tiene mucho que decir.

Los coches serán más rápidos en recta, pero mucho menos en cada paso por curva. Además, los piloto deberán contar con la necesidad de recargar las baterías del monoplaza, lo que obligará a realizar frenadas más prolongadas y a reducir de marcha sólo en el último momento. Muchos detalles que llevan a lo mismo, que prime la calidad del pilotaje. Este año ser fino con los pies va a ser vital. Con el izquierdo -los pilotos frenan con la izquierda ya que sólo tienen dos pedales- deberán gestionar de forma adecuada las frenadas para no bloquear los neumáticos, y con el derecho estarán obligados a dosificar la aceleración.

Todo esto es la teoría, pero en el GP de Australia se empezará a ver la realidad. Lo cierto es que todo ayuda a que seamos más optimistas con Fernando Alonso porque el piloto español es un experto en el perfecto pilotaje para para reducir el desgaste de los neumáticos, reducir el consumo de combustible y acelerar cuidadosamente. El semáforo se pone en verde.

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