Atleti, botella medio llena vs botella medio vacía

El Atlético logró el triunfo ante el Borussia Dortmund pero la afición se marchaba del Metropolitano con la sensación de tantas noches: botella medio llena, botella medio vacía.

Y es que la afición rojiblanca, acostumbrada a sufrir en los minutos finales, rumiaba la victoria ante el conjunto alemán con la sensación de que podía haber sido una victoria más amplia, pero a la vez daba gracias al cielo de que el remate de Brandt en el minuto 96 se estrellara en la curuceta de la portería de Jan Oblak. Es lo que tiene vivir constantemente instalado en una montaña rusa, aunque los rojiblancos tienen la ventaja de estar acostumbrados. La victoria conseguida fue de nivel, de equipo importante. y que le permite llevar ventaja a Dortmund, que era el primer objetivo, pero deja un regusto amargo porque el partido parecía controlado, Es más, ya se celebraba el 3-0 cuando en la siguiente jugada el conjunto alemán metía el miedo en el cuerpo a los rojiblancos con el 2-1, Cosas del fútbol.

El Atleti fue el de casa. Sobre todo en la primera parte, con 30 minutos de ritmo alto, intensidad, verticalidad, presión, voluntad de atacar, agresividad para forzar el error y efectividad. Y claro, cuando los rojiblancos salen de esta forma al césped se convierten en un peligro. Bien lo comprobó el Dortmund que cuando se quiso dar cuenta de que había empezado el partido ya iba perdiendo 2-0 y gracias. El equipo alemán demostró que es un equipo en transiciones, que tiene futbolistas rápidos y desequilibrantes y que apenas encaja goles, pero en el Metropolitano también dejó claro que cuando se le presiona en la salida de balón comete errores. Así llegó el primer gol de De Paul, tras una buena presión, y el segundo de Lino, al aprovechar un pase perfecto de Griezmann que sacó su magia tras un saque de banda que pilló por sorpresa a la defensa alemana. El choque parecía controlado por parte de los de Simeone. 

En la segunda parte, como era de esperar, el Dortmund se echó adelante y metió en apuros al Atlético -estamos en cuartos de final de la Champions, señores-. Es cierto que los alemanes tenían más el balón, pero también lo es que no generaron ocasiones claras más allá de llegadas al área. Más sensación de peligro que peligro real. Pero en uno de esos balones tontos, a los que nos tiene tan acostumbrados la defensa rojiblanca- llegó el gol del Dortmund para apretar la eliminatoria. Como suele pasar, el golpe en contra sacó los nervios en los futbolistas y en la grada, pero la suerte o la mala puntería alemana permitió que el partido llegara al final con el 2-1. Un resultado que los más optimistas ven bien porque has ganado el primer asalto en casa, vas en ventaja a Dortmund y se niegan a pensar en lo peor después de haber ganado. La realidad, más allá de optimismos y pesimismos, es que el Atlético vivió otra gran noche europea y se fue a dormir con una victoria ante un Borussia Dortmund que hace nada destrozó a domicilio al Bayern de Múnich.

Luego están lo de la botella medio vacía que piensan que ante el Dortmund se jugó una primera parte de 2014 y una segunda de 2024. En los primeros 45 minutos vieron a ese equipo que salió campeón en la Liga y subcampeón de Europa en 2014 en el que el esfuerzo no se negociaba y en el que el sacrificio, el compromiso, la calidad y la verticalidad eran sus señas de identidad. Pero en la segunda parte se vio a ese Atlético que nos ha acostumbrado en estos últimos meses. Sin corazón, sin pulmones, con muchas dudas e incapaz de aguantar a cualquier equipo con el bloque bajo. El Atlético terminó estropeando un planteamiento inicial que había sido impecable, pero la gasolina se agotó y acabaron haciendo lo que peor saben hacer ahora: defender en su área. Y eso es precisamente lo que da más miedo a los de la botella medio vacía, porque este Atleti tiene talento de sobra para castigar al Dortmund al espacio, pero no da la sensación de estar preparado para sufrir en bloque bajo y salir más o menos ileso de Dortmund, a lo Allianz Arena 2016 ante el Bayern. Pero eso será el martes.

El Atlético no puede despreciar este 2-1 por un presunto miedo a Dortmund. Con esa mentalidad no se va a ningún sitio y es la mejor manera de salir ya con la eliminatoria empatada en territorio alemán. Tiene que celebrar, con mesura, una nueva victoria en casa en la Liga de Campeones -la quinta este año en casa, por cierto- y pensar que llegas al partido de vuelta con ventaja y sabiendo que de los tres resultados de un partido le valen dos -la victoria, obviamente, y el empate-. En el Metropolitano había que ganar y se ganó. No se puede pensar en lo peor después de haber ganado. 

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